Aún recuerdo aquella vez en que mi amigo Arthur quería parecerse a aquel famoso detective londinense, pero el tiro siempre le salía por la culata y debía salvarlo como ocurrió esa vez en Bristol.
Estaba yo hablando con los oficiales afuera de una casa ya carbonizada mientras mi socio investigaba el interior.
-¿Has encontrado algo Arthur?
-Unas cuantas huellas frescas en el patio trasero, Steve.
-¿Frescas?
-Sí.
-¿Qué crees que pueda significar eso?
-Simple. Que el fuego fue encendido hace poco por una persona ajena a la casa y no fue un accidente como creíamos. Entró saltando aquella cerca y lazó algo que podría ser una bomba incendiaria.
-¿Y no podrían ser las huellas de los oficiales que llegaron antes que nosotros?
-Eh... en ese caso, echa por tierra toda mi teoría.
Arthur se sintió frustrado, no era la primera vez que le ocurría, me acerqué a él y le dije.
-¿No crees que te lo estás tomando como si fuera un juego? Estamos hablando de que podrían ser criminales y que la persona calcinada en la casa fue asesinada intencionalmente. Me temo que sea un Síndrome de Abstinencia, a pesar de que ya llevas más de dos meses sin opio.
-No volveré a consumir drogas.
-No estoy diciendo que lo hagas, pero debes pensar más objetiva y racionalmente.
Al rato se alejó para buscar más pistas y yo volteé para salir de la casa y en la pared que está al lado de la puerta, la que queda atrás de ella cuando se abre había una quemadura más concentrada, me fijé bien y llamé al inspector para que la viera.
-Inspector Adams, encontré algo muy peculiar. Esta pared está más quemada que el resto de la casa, quizás el fuego inicio aquí.
-Buen hallazgo señor Strauss, esto es de relevante importancia. Ahora tenemos razones para creer que fue intencional y que ocultaron la fuente aquí mientras la puerta estaba abierta y a través de la hendidura que queda el pirómano logró, mediante un mecanismo, activar el incendio. Ahora falta descubrir que utilizó y cómo.
A lo lejos Arthur me miraba con una cara mezclada entre el fracaso y la envidia, después de todo no era la primera vez que yo lograba contribuir con una gran pista a uno de sus casos, pero últimamente ha tenido cada vez una autoestima más baja, a veces llego a pensar que daría lo que fuera para ser como su ídolo.
Anocheció y volvimos a nuestra casa para pensar en las posibilidades de que podría haber causado el incendio. Nos tiramos en los sillones a pensar, mas al cabo de una hora nos aburrimos y pedimos una pizza.
-¿Crees que de verdad haya sido un asesinato?- preguntó Arthur.
-Ya lo creo, es mas creo que el asesino conocía bien al occiso, ya que para haber ocultado el incinerador detrás de la puerta sin que nadie lo notase requería conocimiento acerca de las costumbres de la casa.
-¿Quién más vivía ahí?
-Según el inspector la señora vivía sola, pero a veces iba alguien a hacerle el aseo cada semana.
-Mmm... quizás tengas razón ¿sabes? He estado pensando en retirarme de ésta ocupación de "detective aficionado".
-Pero Arthur, nadie en toda una vida de ésta ocupación, desde que la inventó tu "héroe", se ha retirado como tú lo haces, has participado ya en tres casos.
-Ya, pero ¿cuántos he resuelto? ¡Ninguno, tú siempre los acabas solucionando, y debería ser yo quien los resolviera, yo soy el detective! ¡Yo me ensucio las manos trabajando de aquí hacia allá! No es por nada pero tú eres mi mejor amigo, compartimos apartamento y quedamos en que me acompañarías en mis investigaciones mientras buscabas trabajo.
Me quedé callado y quise cambiar el tema.
-Esta dura la pizza ¿no crees?
-Sí, al parecer se les quemó por el borde.
-Así es, es una gran quemadura, es totalmente negra ¡qué asco!
¿-¿Cómo se les habrá quemado de esa manera?
-Pero lo que más me llama la atención es que sea solo el borde, y en exceso, pero el resto está totalmente comestible.
-Curioso ¿no?
-Sabes ahora que lo pienso el repartido fumaba un cigarro.
-¿Y que tiene que ver eso? ¿ Tiene olor a cigarro la pizza? Porque en ese caso llamo y la cambio de inmediato.
Hubo un silencio, prolongado y Arthur me miraba con extrañeza.
-¿Qué te pasa compañero?
-Voy a llamar al inspector.
¿Por qué? ¿Resolviste el caso?
-Más o menos. Después te cuento.
A la mañana siguiente después del desayuno en la gasolinera fuimos al mismo lugar que el día anterior donde estaba esperándonos el inspector Adams con unos cuantos policías.
-Cuénteme señor Stephenson ¿Cómo llegó a esa conclusión?
-En realidad fui yo quién llegó a esa conclusión- dije con serenidad.
-¿Usted? Pero pensé que el señor Arthur Stephenson era el detective.
-Pues así es, pero yo le gané - dije con un tono medio ególatra - en fin lo que sucedió fue que tal cómo usted me había comentado, la señora de la casa colocaba diarios a la entrada de la puerta como un limpia pies entonces ahí fue como el criminal lanzó una colilla de cigarro por la hendidura y prendió el diario y a su vez a la alfombra y se imaginará el resto.
-Muy bien señor Strauss, mas le quería decir esto personalmente. Resulta que la viejecilla que vivía allí era corta de vista y a pesar de tener una adicción al cigarrillo era asmática, por eso fumaba con la puerta abierta y tenía un cenicero detrás de la puerta sobra una mesita, la señora al parecer se ahogó y lanzó el cigarrillo al cenicero fallándole y quemando toda la casa, su dueña en un intento desesperado por rescatar sus bienes muere quemada. Todo esto lo dijo el laboratorio de criminalística. Lo siento señores, pero a parecer no son el típico modelo de detective que esperábamos, posiblemente eso sólo se vea en las novelas de ficción.
-Vámonos – dijo Arthur – es hora de retirarse del negocio y buscar otra vida.
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