martes, 22 de marzo de 2011

08. ¡Qué miedo!

-¡Qué miedo!
-¿Sientes miedo, eh, Tep?
-Eso creo, nunca había sentido algo así.
-Te estás volviendo humano, eso es lo que pasa.
-Aps.
-¿Te preocupa, verdad? No importa, te terminarás acostumbrando.
-Si Pachamama muere ¿Podremos comenzar a forjar un Mundo nuevo, verdad?
-Así es. Un Mundo de libertad para todas las criaturas e incluso para los humanos. Serás libre, Tep. Podrás dedicarte a lo que quieras y ya no volverás a servir a nadie.
-¿A dónde me debo dirigir ahora, Hada de los Dientes?
-Debes dirigirte a los límites de Acambuyú.
-Es decir ¿estoy en Acambuyú?
-Así es.
-¿Y cómo llegué hasta aquí yo solo?
-Allá lo descubrirás. Acambuyú en una ciudad-país-fortaleza en un valle protegido por montañas de hielo y nieve. Este pueblo se encuentra en el mismo centro de Acambuyú y es el hogar exclusivamente de las hadas. Allá en los límites se encuentran los hogares de una infinidad de criaturas, sus pueblos son todos colindantes de modo que marcan el perímetro de la zona. Te recomiendo visitarlos todos, buscar aliados, ayuda y consejo. Pregúntale a la Gran Hada Azul en qué dirección puedes empezar a ir.
-Gracias, Hada de los Dientes. Prometo no defraudarte. Si sobre mí pesa el destino del Universo será así.
-Adiós, Tep. Y el destino del Universo pesa sobre todos nosotros. De todos nosotros depende el cambio, no sólo de ti.
Cuando salí me di cuenta que ya estaba todo oscuro y fuera del hogar del Hada no estaba mi escolta así que no supe como volver hasta que vi un brillante punto azul no tan lejos de mi posición. Me dirigí hacia allá y estaba toda la gente hada reunida, toda esa gente azul que en otrora fueron hermosas, diminutas y brillantes hadas. Era difícil distinguir quién era quien, todos eran iguales, seres azules de más o menos el mismo tamaño y hermafroditas. En el lago distinguí a la Gran Hada Azul brillando esperándome. “Supimos de tu partir, Tep” me dijo sonriendo.
-Me dijeron que me iluminaría en mi camino.
-Así es –dijo descendiendo del nenúfar ante la gran sorpresa de todos. Al parecer ella nunca había abandonado ese lugar- te acompañaré, seré una aliada más y me dedicaré a llevar tu bitácora de viaje.
-Nuestra bitácora de viaje, mi señora.
-No quiero los mismos formalismos que le dabas a tu madre, Tep. De hecho no quiero formalismos.
-Está bien, Gran Hada Azul. Partiremos al amanecer.
-Creo que deberíamos partir en un par de horas, nuestro próximo destino es el pueblo de las aves y necesitamos hablar con las aves nocturnas. Nos convendría llegar de noche allá.
-Así será.

      Después de decir esto el resto de las hadas desapareció, como si se hubieran olvidado de la Gran Hada Azul. Volvieron a sus chozas y no salió nadie excepto los escoltas de la última vez con un morral que me entregaron. Dentro había un cuaderno y un lápiz mágico que funcionaba siempre y cuando estuviera presente algún tipo de magia cerca, con eso la Gran Hada Azul podría tomar nota. También dentro del morral había un sobre con una corta que ponía lo siguiente: “No olvides quién eres”. Por primera vez en mucho tiempo lloré.

2 comentarios:

Lupus dijo...

a mi ya se me va aocurriendo un final para esto :D

S.H.G dijo...

yo ya lo tengo ^.^