Me quedé sin recursos y fui en busca de la mujer más sabía de la ciudad, Millaray, una machi de unos sesenta años que no se le escapaba nada de lo que ocurría en Osorno. Decía que los espíritus le contaban todo y que eran sus mensajeros. Me dirigí a la calle República y me recibió con extrema amabilidad como sólo lo sabe hacer la gente del sur.
En su casa tenía un montón de cosas con símbolos mapuches como kultrunes, hachas, ponchos, cintillos y cosas que nunca sabré que son. Me dijo que me sentara y me ofreció un té que acepté con gusto.
-Cuéntame qué quieres.
-Machi Millaray, necesito ubicar a una persona, Alejandra Hueichaleo.
-Déjame consultar a los Pillanes y a las Wangulen.
Luego entró en un estado como hipnótico, dijo palabras que no comprendí muy bien y que no podría escribir. Supuse que estaría hablando en mapudungún con los espíritus de los hombres y mujeres que lograron la perfección espiritual. Después me ofreció una petaca de pisco que acepté sin ningún desdén.
-La mujer que buscas está bien, de hecho en estos momentos vive y es feliz.
-Me alegro ¿Dónde puedo encontrarla?
-Es tu destino encontrarla, ya que beneficiará tu futuro.
-O sea ¿No me lo dirá?
-Lamento decirte que no puedo hacerlo, los espíritus viven en todos los tiempos y saben que lo mejor es que aún no lo sepas.
-Pero por lo menos deme un indicio donde buscar.
-Lo que ocurre es que tú no sabes lo que buscas.
-¡Estoy buscando a una chiquilla!
-Tú te estás buscando a ti mismo, te estás probando, por eso no te puedo decir nada.
Me fui bastante irritado sin antes darle las gracias con todo respeto ya que algo que mis padres me han enseñado mucho es que nunca se debe ofender a persona alguna del pueblo mapuche. Luego me dirigí a mi casa con la intención de llamar a Soledad y decirle que yo no soy la persona indicada para resolver eso, pero que le iba a ayudar a encontrar a un sabueso dispuesto a asistirla con su pesquisa, pero primero quise ir a un café con la intención de contrarrestar el viento helado del día. Estuve toda la tarde charlando y jugando pool con los demás clientes que apenas conocía de vista simplemente para despejar mi mente del mal rato con la anciana. Al salir, caminando por las frías calles tropecé con un papel en el suelo en el cual reconocí la cara de Soledad, sin embargo comprendí que la mujer de la hoja era su gemela y el cartel anunciaba que estaba desaparecida. Me guardé el aviso en el bolsillo para apenas llegara a casa poder llamarla. El inconveniente fue que en mi casa estaban mis padres, pero también otros parientes de Santiago que no venían nunca, que sólo se aparecían en estas fechas ya que les bajaba el aire de solidaridad y se acordaban de que tenían familia en el sur, lo cual me parecía algo indigno. Nunca llamaban para saber cómo estábamos, mi abuela se pudo haber muerto o desaparecida como la chica del cartel y ellos no sabrían hasta que se acuerdan de nosotros en navidad y año nuevo. Dentro, saludé a todos, les deseé feliz navidad y subí a mi pieza con la excusa de estar muy cansado. Me acosté y podía escuchar los villancicos que cantaban en la radio y sus risas mezcladas con alcohol y cigarro. Saqué el papel de mi bolsillo y me quedé analizando, con tanta gente en la casa no tenía intención de llamar a mi cliente y me dije que la llamaría mañana por la mañana o quizá iría a su casa. Me quedé dormido pensando en lo que le diría. Tuve un sueño bastante raro del que nunca me olvidaré: Estoy vagando en las calles de Osorno y veo muchas siluetas alrededor mío se acercan corren ahora que están cerca las veo es Alejandra muchas Alejandras que corren hacía mí y van a chocar chocan y desaparecen en neblina no sé donde estoy y veo a la Machi que me dice busca tu destino no a la chica mientras toca un kultrun se acerca por una esquina por otra Alejandra por otra Soledad y por otra el ex-novio de Alejandra se acercan por diversas esquinas todos apenas un metro de mí sacan un cuchillo no me puedo mover me van a matar. Desperté y eran las seis justas de la mañana.
1 comentario:
¿Pero no era un anovela negra? porque la machi es como un toque más místico...
De hecho me gustó que incluyeras el territorio mágico chileno, aunque al final te caiste feo, como que la imagen se te rebalsó de las manos....
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