Al fin y al cabo no sabía que más hacer, así que anote los cuatro nombres que estaban en la lista para buscarlos uno a uno, era la única manera de reconstruir el camino. El primero en la nómina era el de Jorge Alejandro Santos Guerrero y me embarqué en mi búsqueda por aquel nombre pero de inmediato de asaltó otra duda, era él acaso mi abuelo o mi hermano, me puse a pensar y tratar de recordar cuales eran mi segundo nombre y apellido aunque no lo logré, había algo que me impedía saber ¿es que acaso sufrí un grave golpe en la cabeza después de mi reunión con Alfred? ¿O tal vez antes?, No lo sabía, lo que sí sabía es que mi nueva misión no era nada fácil, tenía tan pocos datos que me sentía como un matemático bloqueado frente a un ejercicio muy simple. Me fui a mi casa y a la mañana siguiente pasé a buscar el periódico y busque en él a ver si nombraban a Don Jorge y efectivamente en el obituario mostraba que su familia lo despedía en el Parque Remembrorio ya que había fallecido hace una semana. Era mi oportunidad, pensé, y me dirigí rápidamente al lugar en donde claramente vi a la familia de luto, era muy numerosa y como no conocía a nadie descarté que aquel tipo era pariente mío, aún así me acerqué sigilosamente a una señora de ya mucha edad que lloraba y que seguramente debió de ser su esposa.
-Disculpe señora - le dije tímidamente.
-Dígame, buen señor - dijo entre lágrimas.
-¿Es usted la viuda de Don Jorge Santos?
-Así es, ¿para qué me necesita?
-Mire, yo soy Esteban Santos y no tengo recuerdo alguno sobre mi familia, quisiera saber si este caballero tiene alguna relación conmigo.
-Lo dudo señor, ¿Cuál es su nombre completo?
-No lo recuerdo, sólo sé lo que le he dicho.
-En esta familia, la cual como pudo ver es muy numerosa, pero aún por eso aquellos que fallecen son muy pocos o lo hacen fuera del país. Yo tuve un hijo el cual se llamaba igual que usted y que a su vez tuvo un unigénito que le puso su mismo nombre.
-¡¡Entonces es posible que yo sea su hijo o quizás su nieto!! - dije entusiasmado.
-No lo creo muchacho - respondió la señora apaciguándolo un poco. - ambos fueron asesinados por un psicópata Torbario y al parecer mi esposo sufrió la misma suerte - y se echó a llorar más desconsoladamente.
No sabía que hacer, si seguir mi búsqueda o darme por vencido, ¿ cómo era posible hubiera tres personas con el mismo nombre de las cuales dos estuvieran muertas? Era una gigantesca coincidencia. Para solucionar aquel problema decidí ir en busca del hombre con el cual empezó todo esto, iba a buscar a Alfred, pero ubicarlo no era nada fácil, la última vez tuve que perseguirlo por una semana entera para planear la reunión.
Como ya no me servía el nombre de Don Jorge y menos el de ambos Esteban fui en pos del que me quedaba, Alonso Guillermo Santos Vásquez.
Era domingo, había pasado un año y aún no lograba ubicar a Alfred, además ya pudo haber cambiado su nombre lo que era muy común en él, así que como estaba lloviendo muy fuerte, y por ende hacía mucho frío hoy, decidí no salir y me quede leyendo un libro. Al rato alguien tocó la puerta y deslizó un sobre por debajo de esta, la abrí y como no vi a nadie leí la carta la cual recitaba:
Sé que me buscas, y lo que necesitas. Encuéntrame a las 15.30 hrs. del día jueves en el mismo sitio de la ultima vez.
Me quede pensando un rato y deduje que debía de ser de Alfred, así que el jueves salí de mi casa con rumbo a la última vez que lo vi, cuando le compré las armas. Pero al salir de mi casa escuché un disparo y sentí que una fuerza me empujó hacía atrás, estaba sangrando en el brazo izquierdo. Entré en mi casa lo más rápido que pude y empecé a buscar mi colección de armas las cuales le compraba a mi colega, subí al segundo piso y tome el rifle, como hacia frío no fue difícil distinguir a mis atacantes con la mira térmica y divisé a quien me había disparado, un francotirador Torbario en el techo contiguo, con la culata rompí el vidrio y le disparé al desgraciado quién cayó del techo, sus compañeros lo vieron caer y corrieron hasta mi casa les trate de disparar pero fallé, ya estaban en la puerta y la forcejeaban. Con mi brazo mal herido me equipe de una granada flash, mi inseparable cuchillo y mi favorita Desert Eagle. Me aposté en la escalera desde el segundo piso mirando a la puerta esperando a que entraran los mal paridos, cuando derribaron la puerta lancé la granada para inmovilizar a los canallas y le vacié mi arsenal de mágnum pero eran demasiados y yo estaba herido. Subí de nuevo al segundo piso y con toda la fuerza que mi brazo me permitió bloquee la escala con un estante, cambié de arma esta vez por la clásica Uzi 9mm, quería libarme de una vez por todas, después de todo eran ellos o yo. Me escondí detrás de una puerta esperando que lograran sacar el estante y cuando lo estaban quitando de en medio lancé mi ultima granada flash y cuando estaban enceguecidos les lancé desde el segundo piso el mueble lo que los derribó, me asome con el arma y los fusilé a todos. Cuándo creí haberlos matado a todos entra un segundo escuadrón, para mi suerte sentí un golpe en la ventana, era Alfred, que había lanzado desde la residencia contigua un arpón con una cuerda y me deslicé hasta él, quien sacó un arma que nunca creí que vería, un lanzagranadas, arma descontinuada desde el año 2010 y luego de más de 4 siglos la veo por primera vez, era algo tan hermoso como destructivo a la vez.
-Espero que no tengas muchas cosas de valor en la casa - dijo Alfred librándome de mi estado.
-No te preocupes, Alfred, con tal de acabar con ellos de una vez por todas, de igual manera me saquearán, son Torbarios después de todo, ¿no?.
Alfred soltó una risotada y disparó varias veces hacia todas las aberturas de la casa, en cuestión de segundos ésta explotó por todas partes acabando no sólo con mi hogar, sino también con esos malditos seres.
Continuará...
No hay comentarios:
Publicar un comentario