domingo, 27 de septiembre de 2009

Orion XVII

-Señores, de pie para comenzar esta reunión ¿Quién ha traído el sacrificio? Adelante, hermano, alimente al Escorpión con tu caza del día. Utiliza los dedos de tu víctima para fortalecer el cuerpo de nuestro Señor. Ahora comencemos a revisar el acta científico de los experimentos realizados durante al año pasado, hermano Rubén Darío, prosiga.
-Gracias, hermano Mario Benedetti, los experimentos biotecnológicos con el fin de producir el antídoto al veneno genéticamente modificado de nuestro Señor durante estos cincuenta años han dado resultados positivos. El objeto de estudio capturado hace unos días en estos campos ha sobrevivido exitosamente a la picadura de nuestro Amo Escorpión. Sin embargo, al parecer lo ha dotado de adrenalina y otros neurotransmisores aún por estudiar ya que logró escapar de nuestras manos por un momento con muy poco éxito porque lo tuvimos que reducir sin arriesgarnos de nuevo y sin dejar pista alguna, aunque obtuvimos una muestra de sangre antes de que despertara.
-Gracias, hermano. Ahora ¿Qué opina usted, hermano Jorge Luis Borges?
-Hermanos míos, sólo falta la estudio de la muestra de sangre, pero yo creo que esta vez hemos dado en el clavo y estamos en condiciones de competir contra los demás laboratorios farmacéuticos, especialmente ahora que los laboratorios Orión cayeron en ruinas cuando su sostenedor Ricardo Huenchul falleció luego de enfrentarse a nuestro señor.
-Muy bien señores, entonces sólo nos queda esperar a que los casos por envenenamiento de escorpión aumenten en Chile para llevar al mercado nuestro nuevo antídoto. Hermano Miguel de Unamuno ¿Podría realizar la conclusión y festejo de nuestros avances?
-¡Por supuesto, hermano Rubén Darío, ¡Un brindis por el antídoto!¡Un brindis por nuestra comunión! ¡Un brindis por nuestros laboratorios! ¡Un brindis por nuestro Amo y Señor Escorpión por haber eliminado a Ricardo Huenchul!

Al otro lado de la puerta, la oreja, tan pálida como el resto del cuerpo de Alejandro había oído la gran celebración por el anuncio de su medicamento y también oyó la celebración por la muerte de su abuelo y su amigo para fines lucrativos, una lágrima cayó a sus zapatos.

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